La política económica del primer gobierno del Dr. García puede ser una hipótesis explicativa de lo mal que estamos y del rechazo actitudinal que tienen muchos padres y ahora sus hijos ante las matemáticas. Nunca antes un país tuvo una realidad matemática tan caótica.
EL cálculo
Si tienes 100 intis, y el precio de una bicicleta es de 115 intis. ¿Puedes comprar la bicicleta?
Imagínese que para García esta simple operación matemática tenía una respuesta afirmativa. En la política económica aprista de entonces, uno podía endeudarse si había una justificación ideólogica de por medio. Este tipo de ejemplos daba un referente a muchos jóvenes de que las reglas de la matemática y la economía se podían manipular de acuerdo a la voluntad política, de acuerdo al poder.
Una tarro de leche cuesta 200 intis. Lucho gana al día 4000 intis. ¿Cuántos tarros de leche puede comprar Lucho con 2 días de trabajo?
Durante 1985 y 1990 este simple cálculo matemático era imposible de realizar.
El calculo matemático normal ahora tenía una nueva variable para los niños: el tiempo. En la banca existe el interés porque el tiempo también es una variable económica, pero curricularmente hablando este tema empieza a enseñarse en la secundaria. Imagínense a niños de primaria, niños de 1er o 2do grado tratando de calcular los precios en una simple operación matemática, imposible porque la inflación era tal que los precios de las cosas cambiaban día a día. (Y eso que un tarro de leche escaseaba)
Materiales de apoyo
Las clases de matemática ya no utilizaron billetes o monedas como ejemplos para desarrollar sus clases. Los ejercicios matemáticos trataron de evitar la utilización de precios o costos. El niño que necesitaba referentes concretos para un aprendizaje significativo ahora estaba condenado a contar y a sumar en abstracto, toda una matemática moderna.
El ahorro
Los niños no podían ahorrar ni invertir el poco dinero que ganaban con sus trabajos o con las propinas. Ahorrar era una palabra inexistente, si querías que tu dinero sea útil sólo tenías que gastartelo el mismo día.
Un billete para los niños tenía el valor del billete del juego Monopolio, para muchas personas, el valor de las cosas era un juego del azar. Y para otras muchas que pasaron a la pobreza (su gobierno gestó un millón de nuevos pobres) no importaba saber el costo de la vida.
No creo, y no quiero que los errores se vuelvan a producir en esta oportunidad que se le presenta a García, sin embargo es labor de la sociedad civil ser el vigilante y el principal fiscalizador de sus acciones. Tiene la oportunidad de cambiar la imagen de desastrozo que lleva a cuestas, pues los niños se merecen un buen gobierno.