Históricamente las primeras evaluaciones fueron institucionales, es decir se evaluaba a la organización en su totalidad, sea esta la universidad o la escuela. Luego fueron sus unidades académicas, como las carreras o los niveles educativos.
Estas evaluaciones para tener una “validez” externa tuvieron que ser autenticados con un documento de reconocimiento equivalente entre las instituciones, ahí nace la acreditación, que siendo voluntaria, promueve en un primer momento una cierta homologación entre las instituciones que accedían a esta.
La acreditación ha dejado de ser homologante o prescriptiva para enfocarse en evaluar los mecanismos de aseguramiento de la calidad que las instituciones promueven, haciendo énfasis en la declaración de sus propósitos institucionales (visión y misión).
El boom de la acreditación de la educación emerge en los 90 en Europa y a finales de la misma década en Latinoamérica. En sus inicios se han elaborado modelos de evaluación para las 2 áreas, la de pregrado y la institucional. Mientras que en los últimos años se están exigiendo lo mismo para los posgrados, precisamente sobre esto último les dejo 2 enlaces de interés.
- El de maestrías propuesto por la PUCP, que contiene además su propio manual; y
- el propuesto por el CNA de Colombia y que está comentado por el mismísimo Luis Enrique Orozco en su blog.