La educación terciaria en el mundo comparte una serie de cambios producto de los procesos de globalización, la consolidación de una sociedad del conocimiento, esto cambios producto de fenómenos sociales y económicos ajenos a su naturaleza ha configurado una universidad diferente que redefine su autonomía y su relación con el medio. En las siguientes líneas esbozaremos algunas reflexiones sobre estos cambios, sus tensiones y las reformas sucedidas en los sistemas de educación superior en el mundo.
La década de los 90, supone un cambio en los políticos de las naciones latinoamericanas y que tienen influencia en las políticas de educación superior. Auspiciadas por la sociedad del conocimiento y de la información, que priorizan la eficacia y la eficiencia por encima de las doctrinas. Esta sociedad del conocimiento, futurible que en su momento Drucker había señalado emerge en medio de un proceso de globalización agresivo, basado en un modelo de desarrollo capitalista que juega a la defensiva frente al Estado, promoviendo las libertades de mercado y comercio en todos los países que empezaron a adoptar “voluntariamente” las recomendaciones postuladas en el Acuerdo de Washington.
De acuerdo a las lecturas sobre los cambios sucedidos en los últimos años se constata una serie de coincidencias entre los problemas que aquejan a los países con sistemas de educación superior:
Uno de los más resaltantes es la creciente demanda de educación superior, consecuencia de las políticas sostenidas de universalización de la matrícula escolar, esta creciente demanda dejó a los países y a sus universidades sin la capacidad institucional de responder a este problema, en algunos casos se aumenta el número de matrículas sin contar con un correlativo evidenciado en su presupuesto o en la mejores de su infraestructura, ante este panorama la universidad se deteriora, se tuguriza, además se producen tensiones internas que reclaman a la vez mayor financiamiento y una mejora de las condiciones para una educación de calidad.
El tema del financiamiento se vuelve una problemática, por un lado aumenta las demandas por más educación superior y por el otro, la ortodoxia económica recomienda evitar el gasto público para dedicarse a las funciones más básicas del Estado, con todo esto la universidad latinoamericana principalmente sufre de inanición limitadas sus funciones y forzada a producir fondos para su propio desarrollo. A todo esto se suma la ola de privatizaciones que se promueve en la región y que alcanza a la educación superior.
La crisis de la deuda, el mercantilismo, la hiperinflación, la corrupción de los gobiernos estatales, la centralización de los procesos se convirtieron en argumentos poderosos para que los gobiernos adopten medidas destinadas a reducir la carga del gobierno, en este sentido la Universidad comparte su estatus académico con otras iniciativas privadas que son promovidas mediante políticas de privatización.
En algunos países la privatización se realiza de manera drástica permitiendo los fines de lucro en las instituciones de educación superior, en otras es permitida la incursión de asociaciones sin fines de lucro, lo que hace aumentar la oferta y con ello el aumento gradual de la matrícula. La oferta privada se diversifica y expone a niveles mayoritarios el problema de la baja calidad universitaria, en este contexto estos 3 problemas: aumento de la matrícula, problemas de financiamiento y baja calidad educativa se convierte en una constante en los sistemas universitarios a nivel de la región.
Hay entonces un problema que emerge y que es un debate en aquellos sistemas educativos que aún no han optado por la privatización con fines de lucro de sus universidades. ¿Es la educación superior un bien público? Si fuera así ¿Qué papel le corresponde al Estado para asegurar la provisión de calidad del servicio educativo? ¿Cuál es la función que deben priorizar los sistemas universitarios: la docencia, la investigación, la extensión y proyección universitaria?
Por ejemplo, actualmente en Colombia se está discutiendo el tema de una manera apasionada en muchos frentes, parece que al final no le darán luz verde a las universidades de lucro, una cosa particularmente opinable. En otros países como el Perú nunca hubo un debate, en los 90 la mayoría de peruanos fueron abducidos por un estilo de gobierno alejado de la crítica. Por ello es que las investigaciones sobre el tema son pocas a diferencia de otros países si revisamos las revistas especializadas.