El CONEAU y las claves para el aseguramiento de la calidad educativa

En el amplio panorama de la educación superior, el proceso de acreditación juega un papel crucial, actuando como el timón que guía las instituciones hacia la mejora continua. El reciente comunicado del Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Universitaria (Coneau) en Perú, es una nueva noticia que merece una atención particular. El Coneau que se ha reactivado desde el 2014, ha emprendido una revisión exhaustiva de sus modelos y procedimientos de acreditación, junto con un estudio sobre la percepción del sistema desde 2015 hasta 2024. Esta iniciativa sugiere un compromiso con la calidad educativa y la acreditación que debería ser aplaudido y observado de cerca.

La práctica de realizar procesos de diagnóstico institucional periódica no es exclusiva de Perú; es un ejercicio común entre agencias de calidad alrededor del mundo, como lo demuestra la European Association for Quality Assurance in Higher Education (ENQA) en la Unión Europea o RIACES en Latinoamérica. Sin embargo, hay un elemento que merece una atención especial en este proceso: el contexto.

Desde 2014, el SINEACE, el organismo rector del acreditación y que incluye a CONEAU, CONEACES e IPEBA estuvo en un estado de reorganización perpetuo (o eso parecía). Este estado ha podido alejarlo de las discusiones importantes sobre la calidad educativa en los últimos años, dejando de lado un papel importante en la agenda pública. El aseguramiento de la calidad educativa va más allá de los estándares y evaluaciones; es un reflejo de las prioridades sociales y del compromiso con la educación. Para que el CONEAY y por ende el SINEACE se posiciones en un lugar destacado, es esencial que integren una estrategia que vaya más allá del cumplimiento de normativas y se adentren en la mejora de los resultados educativos y la participación activa en el diálogo sobre la educación superior.

Por ello, el diagnóstico además de considerar la parte técnica, sobre los estándares de calidad, sus procesos y resultados, también debería incluir el contexto social y político que condicionaron estos casi 10 años de una reorganización que nunca llegó, los modelos de evaluación forman parte de su contexto y se pueden obtener lecciones aprendidas muy interesantes al respecto.

La tarea no es sencilla, pero el camino hacia la excelencia nunca lo es. Estaremos atentos a los desarrollos que emprendan, esperando que, en efecto, se pongan al frente de este movimiento, asegurando un futuro donde la calidad educativa sea la norma y no la excepción, hay mucha expectativa, la acreditación es un gran tema.

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