Existe una sensación de que la universidad pública (nacional) hoy es algo así como Universidad del Estado pero sin la presencia del Estado, es decir una universidad creada por el Estado donde éste no participa en la conducción de la misma. Pero es importante tener en cuenta que el problema de la baja calidad universitaria, no sólo se debe al completo abandono del Estado, ni es reciente; en realidad en la educación universitaria, el logro de la calidad académica y la investigación científica (productora de ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo), es decir, el real cumplimiento de la misión universitaria, pasa no sólo porque el Estado y la sociedad pongan interés y proporcionen recursos destinados a su mejora, sino, y sobre todo, por revertir su anacrónica y poca transparente e interesada administración; pasa por accionar, con autonomía, pero en función a visiones, misiones, fines objetivos y estrategias en respuesta a las exigencias del proceso de desarrollo nacional. Pasa básicamente por la calidad de su pedagogía (el qué E-A y cómo E-A), es decir, por la voluntad y esfuerzo de sus docentes
La diferencia entre una organización inteligente y otra que no, reside en su capacidad actitudinal para aprender de sus errores, para reciclarse a si mismo y para reconocerse como el principal responsable de sus éxitos y fracasos.
Leer la editorial de este boletín me llena de esperanza, parece que algunas universidades ya la estan viendo más clara.