Desde que se inició la campaña municipal (y mucho antes), escuché de parte de Susana Villarán la propuesta de una izquierda liberal. La «izquierda» ya tiene sus propios demonios semánticos asociados en el último siglo a los postulados marxistas clásicos, pero no a sus herramientas analíticas o metodológicas, que han tenido un interesante desarrollo conceptual a partir de las reinterpretaciones de las teorías del valor o del uso del individualismo metodológico u otros cambios que me parecen dignos de conocer, sino tristemente a sus tesis e interpretaciones políticas del siglo XIX, el lado más cavernario y anacrónico del marxismo.
La izquierda en otros países dejó de lado el marxismo como teoría rectora de su acción, el más cercano fue el realizado por el partido socialista español que de la mano de su pragmático líder Felipe Gonzáles deja al marxismo en los libros de historia y recupera para su país una socialdemocracia y posteriormente para su partido un gobierno con trascendencia.
El Perú no tiene un sistema de partidos políticos, intereactúan 2 o 3 partidos en un fluctuante vaivén desde haces años, Patria Roja es uno de ellos y sigue constituyendose en el más antiguo y continuo referente de esa izquierda militante marxista, esa zurda absurda que aún cree que la ideología marxista y leninista es una ciencia.
Entonces ¿cómo una izquierda llamada liberal se une a lo más antiliberal de este mundo?
El liberalismo es una corriente de pensamiento que se basa en la defensa de la libertad, en la defensa del individuo, en la separación de los poderes públicos, en la defensa de la propiedad, en el estado de derecho y la libertad del mercado como consecuencia última de estas ideas. El liberalismo coincide con la ilustración, con la idea de que se podía construir a partir de la razón algún tipo de proyecto universal, sin embargo como todas las ideas, empieza a reconstruirse y empieza a adquirir un matiz menos universal, sino más de defensa, el liberalismo o sus ideas no buscan una panacea, un paraíso, los liberales evitan que el poder absoluto constriña las virtudes humanas, los proyectos racionales y universales de construcción de otro mundo posible son peligrosos, son una utopías que conducen invariablemente al totalitarismo, a las dictaduras y con ello a la pérdida de las libertades. La historia grafica estas cosas, aunque antes autores como Mises o Hayek ya podían preveerlas.
A menos que sea un término marketero para decir algo nebuloso, lo que provoca Villarán es una confusión, a menos que se refiera a esas mezclas que se dan en la misma España, de la cual por ejemplo se habla efectivamente de una izquierda liberal, como anota Antonio Robles:
Compaginar el liberalismo moral y la justicia distributiva de la izquierda con la capacidad productiva y la libertad individual del liberalismo serían pilares básicos de esa Tercera España.
O acaso ese liberalismo de izquierda, apegado más a los estilos de lucha y acción característicos de los originarios partidos jacobinos franceses según apunta Tafur:
Hoy las banderas de la libertad y del liberalismo también se las van a dejar arrebatar por la izquierda.
Si fuese como indica el último párrafo, sería recomendable que los simpatizantes o partidarios de Fuerza Social conozcan un poco más de estas ideas liberales, algo debe tener el liberalismo como para que la empiecen a utilzar como distintivo ideológico.