Las reformas institucionales de la educación terciaria

La importancia de los diagnósticos

El año pasado la OCDE y el Banco Mundial presentaron su informe sobre la educación terciaria en Chile, en la cual ofrecieron una serie de recomendaciones para la mejora del sistema chileno, reformas de 2da generación que le están llamando, las de primera fueron realizadas días antes de que culmine la dictadura pinochetista (pero que fue validada y mejorada por los sucesivos gobiernos).
En USA, la National Research Council anuncia la creación de un panel de expertos para redactar un informe para posicionar a las universidades en la resolución de problemas, relacionados con la energía, medio ambiente, eguridad, etc.
El año pasado, CINDA presentó en el Perú, su informe sobre la educación superior en el Perú; el cual hace una descripción actual de nuestro frágil inexistente sistema.
Menciono estas novedades porque reciéntemente el Tribunal Constitucional ha respondido ante la demanda impuesta por ciudadanos peruanos frente a la imposibilidad de la creación de nuevas filiales universitarias; lo que originalmente estuvo presente en nuestra alicaída ley universitaria. Puede resultar algo delicado el tema, puesto que muchos achacan la baja calidad con las pésimas condiciones en las que se encuentran estas filiales, muchas sin permiso oficial, sin regulación, sin evaluación de su calidad.
Sin embargo a mi modesto entender el texto brinda un diagnóstico más crudo y real que el proporcionado por CINDA (el cual hace un estudio descriptivo bueno, pero no concluye con recomendaciones y diagnósticos finales); sólo veamos algunos párrafos del mismo:

Sistema universitario y estado de cosas inconstitucional

El Estado no ha adoptado las medidas necesarias para cumplir cabalmente con su deber constitucional de garantizar una educación universitaria de calidad.


Ha quedado acreditada la manifiesta inconstitucionalidad de la regulación y el ejercicio de las competencias asignadas a la ANR y al CONAFU en materia de autorización de funcionamiento de universidades y filiales universitarias


Todo lo expuesto permite declarar la existencia de un estado de cosas inconstitucional de carácter
estructural en el sistema educativo universitario. Dicho estado solo puede ser reparado en un sentido mínimo con las decisiones adoptadas en esta sentencia, motivo por el cual es obligación del Estado adoptar de inmediato —respetando los criterios expuestos en esta sentencia— las medidas institucionales necesarias (legislativas, administrativas, económicas, etc.) para reformar el sistema de la educación universitaria en el país, de forma tal que quede garantizado el derecho fundamental de acceso a una educación universitaria de calidad, reconocido por la Constitución.

Me concentro en el análisis del TC, (Richard ha escrito sobre la implicancia de más filiales) porque bajo la mirada constitucional ha concluido en la falta de un ordenamiento «estructural»,  que les ha obligado a recomendar establecer una intervención al respecto.

Está claro, en el Perú NO existe un sistema de eduación superior, para un país pobre en desarrollo y que está viviendo un periodo de bonanza debido a nuestras materias primas, la educación superior, la investigación y la innovación se convierte en una prioridad para mantener en azul nuestras cuentas.

Parece ocioso volverlo a decir y es casi una ingenuidad decirlo una y otra vez, pero es necesario volverlo a repetir: necesitamos una REFORMA UNIVERSITARIA.

– Una reforma que acabe con la confusa e intrascendente división de universidades entre públicas, privadas de lucro y privadas sin lucro.

– Que asegure la equidad en el acceso a la educación superior.

– Que asegure recursos participativos y concursables en materia de investigación e innovación.

– Que deje de lado el sesgo político para analizar la organización de una universidad, la educación superior es un servicio público, tiene que enfocarse como una gran empresa, una de las más dinero aporta a las naciones medidas en conocimiento y capital humano.

– Que integre y priorice la formación del posgrado.

– Que organice a nivel nacional 2 o 3 universidades a lo «clase mundial«, es decir: buenos, mejor pagados y docentes de excelencia, los mejores estudiantes del país, tecnología de punta, dedicada a la investigación 200%, autonomía académica y administrativa, con fuentes mixtas de financiamiento.

– Que sea a partir de un diagnóstico real y no de una coyuntura lamentable, como ha sucedido últimamente con la implantación de elecciones universales en las universidades; ¡ay! como si así se eligieran a los mejores gestores; pregúntelen a las 20 mejores universidades del mundo, cómo se eligen a los rectores.

Tantas cosas por venir y no vendrán, pero hay que seguir insistiendo.


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